sábado, 21 de agosto de 2010

Osaka

06/08/10

El viernes tempranito fuimos a la estación de Tokio (la principal) y cogimos el Shinkansen rumbo a Osaka. Habíamos pensando hacer Osaka y Nara en el mismo día, pero menos mal que decidimos que para Nara nos iba a faltar tiempo, porque el día nos dio justito para las dos cosas que queríamos ver. Lo de Nara otra vez será… No me cansaré de decir que el tren bala es una pasada; cogimos el “hikari” sin problema porque habíamos reservado nuestros asientos el día anterior (con el Japan Rail Pass, gratis, yey). Dentro los asientos son cómodos, y hay tanto espacio entre un asiento y el de delante que puedes estirar las piernas por completo, o reclinarte hacia atrás sin miedo a molestar a nadie. Decir que va rápido es poco; se tarda 9 horas en tren normal, en “hikari” son tres. Nadie que venga a Japón debe irse sin coger un shinkansen o dos.

Cuando llegamos a Shin-Osaka tuvimos que coger varios trenes hasta nuestro primer destino, Osaja-jô, el Castillo de Osaka. Se encuentra dentro de un parque donde hay también un estadio en el que se celebran algunos conciertos (Osaka-jô Hall). El edificio principal del castillo es absolutamente impresionante:





Antes de entrar decidimos almorzar en una cafetería, puesto que habíamos desayunado tempranísimo. Pedimos katsudon para mí y ramen para Elfe.



También me hice una foto loca a las afueras del castillo, sé que queda rara mi cara pero…



Para ver el interior de la torre, que es un museo, hay que comenzar en la planta número ocho, donde hay un mirador desde el que se ve toda la ciudad.



El museo era súper interesante. Además de armaduras, cartas, cuadros etc. de la época de Toyotomi Hideyoshi, el señor que fundó el castillo (siglo XVI), y a las que por desgracia no se podía hacer fotos, había una serie de pantallas incrustadas en escenarios 3D en las que se emitían por orden grabaciones de actores representando los momentos más significativos de la vida de este hombre y sus amigos y enemigos, desde el nacimiento a la muerte. Al lado había explicaciones de cada escena en inglés y aprendimos muchísimo. Nombres como Ieyasu Tokugawa, Nobunaga Oda o Yukimura Sanada aparecían todo el rato, y ya tenemos mucho más claro quién fue quién (tanto es así que me he comprado un chibi- Yukimura Sanada que es un amor…). Estábamos tan motivadas con tanta historia de guerra, lealtad etc. que no se sabe cómo terminamos pagando (sólo un poco) para hacernos una foto de esta guisa:








Cuando terminamos de ver las ocho plantas del museo y compramos los recuerdos pertinentes, salimos e hicimos alguna foto más en el exterior, donde había un torii y varios edificios antiguos. Nos dimos cuenta de que estábamos muy lejos del sitio por el que habíamos entrado al parque, y ni cortas ni perezosas nos montamos en el trenecito turístico, que iba hasta arriba de japoneses de todas las edades. Ridículo pero… nos ahorramos una buena caminata, que hacía un calor infernal.






Al rato encontramos la estación de tren con la intención de ir al hostal a hacer el check-in, pagar y dejar las mochilas. Pero lo de coger el tren en Osaka no resultó sencillo. Nos equivocamos de tren y acabamos dando vueltas de aquí para allá sin llegar a la estación que queríamos… incluso tuvimos que cambiar de tren en la estación de Universal Studios (y me dio envidia ver a la gente que volvía de allí con sus peluches de Barrio Sésamo, otra vez hay que ir…). Por fin cogimos el tren que era y llegamos al hostal; se llama J-Hoppers Osaka y sinceramente es el hostal de mochileros mejor cuidado que he visto nunca; limpio, con aire acondicionado en la habitación, agua caliente en abundancia… Muy recomendable, y además no salió caro. Descansamos algo más de una hora en nuestra litera y luego nos cambiamos para coger el metro y dar una vuelta por Dotonbori, el “Las Vegas” de Japón, una calle (con sus bocacalles) llena de luces, colores, sonidos, tiendas abiertas… absolutamente fascinantes.





Yo estaba empeñada en comer okonomiyaki, típico de Osaka, y por fin encontramos un sitio donde tenían eso y varias cosas más a la parrilla; de hecho la mesa, larga, rodeaba las parrillas donde el cocinero iba preparando las cosas. Era muy entretenido verlo. Pero ahí aprendimos que la vida en Osaka va a otro ritmo; todo es más lento, la gente está menos estresada (se toman la vida de otra forma, como hacemos los andaluces por ejemplo). Tardaron en traer la comida de Elfe media hora, y la mía casi una… Eso sí, valió la pena porque el okonomiyaki estaba exquisito. La gente a nuestro alrededor iba pidiendo y devorando uno y otro plato con toda la tranquilidad del mundo. Al fin y al cabo era viernes…






Después de comer la noche empezó a estropearse porque comenzó a llover; nos dio tiempo a dar un paseo por toda la calle, hacer fotos a las cosas que más nos llamaban la atención, poner ojitos a los hosts locales (que nos ignoraban… eso pasa por ir con pinta de guiris T_T) y comprar souvenirs bizarros en una tienda que no cerraba. Lo más destacado: una caja de Pocky (mikados japoneses) ENORME; cada palito parece una flauta… Con fotos varias del lugar cierro esta entrada (luego ya volvimos al hostal). Merece la pena ir Osaka, otra vez iré con más tiempo:





Como nota curiosa, en vez de aire acondicionado en el tren tenían ventiladores… nos hizo muchísima gracia:



viernes, 20 de agosto de 2010

Mandarake y Shinjuku

04/08/10

Omi informando ^^ (desde España ya).

El día 4 nos levantamos con tranquilidad y fuimos a la tienda Mandarake en Shibuya; es una tienda de manga bastante grande, así que fui allí con la esperanza de encontrar un par de tomos que me habían pedido. Fotos delante de la tienda, es una pasada:







Tras mucho mirar entre las filas y filas de mangas le pregunté a una de las dependientas, que tuvo la amabilidad de buscarme los tomos. Si no llega a hacerlo creo que habría acabado en el manicomio, porque llega un punto en el que las tiendas de manga en japonés me saturan al no poder leer ni la mitad de los títulos en kanji, ni mucho menos los nombres de los autores… Total, que la mujer me los trajo y santas pascuas. Cuando salimos de allí echamos un vistazo en Shibuya 109, que es algo así como el gran centro gyaru (gal) de la moda. Ocho plantas divididas en mini-departamentos con diferentes marcas, desde lo más moña (rosa, rosa, rosa) hasta lo más videoclip-de-Beyoncé. Lo poco que había que me gustaba era caro, y la verdad prefería gastarme el dinero en cosas más de mi estilo, es decir en otro sitio del tirón en vez de allí, jaja.

Por la noche nos cambiamos y fuimos a dar un paseo. Pasamos un rato en el Decadance Bar en Shinjuku, justo encima del Christon Café. Es un sitio extraño, con algunos miembros del Tokyo Decadance poniendo copas y animando el cotarro, incluso dándole disfraces a la gente para que hagan el penco un rato. Pero esa noche estaba un poco muerto el sitio, sólo había guiris (entiéndase guiris como “gaijins” como nosotras ), tal vez porque era entre semana y quiera que no el sitio ha ido cogiendo fama gracias a los blogs de guiris… la decoración es psicodélica, con una escultura de un pene allí en medio (¿?), luces de neón, y demás cosas raras… lástima que no me atreví a sacar muchas más fotos, si la noche hubiera estado más divertida a lo mejor… Sólo tengo ésta en la que salgo horrible, por cierto, vaya cara de pan…



Lo que hay encima de la mesa es una especie de ojo rojo con pies…
Al salir de allí tras tomarnos una copa, dimos una vuelta por Kabukicho sin mucho éxito porque a los “joses” (nombre en clave que dábamos a los hosts) se los había tragado la tierra, era ya un poco tarde y cuando llega cierta hora se meten en sus locales a atender a las clientas habituales. Como cosa curiosa de la noche, nos encontramos un sitio que no sé muy bien que era pero que me hizo mucha ilusión… Esto va dedicado a Elena y a Yuki, que son fans de la Rosa de Versailles jaja:



En el letrero pone “Oscar” y a los lados hay sendos chibis de Oscar y María Antonieta. Como estaba cerrado no vimos bien qué vendía… parecía un salón de belleza o algo pero no lo juraría. Total, un momento friki en medio de Kabukicho…

05-08-10

Ese día fuimos a Shinjuku por la mañana porque yo necesitaba comprar libros en Kinokuniya. De camino a la librería, vimos una curiosa exhibición de gente tocando el tambor; molaba muchísimo. Una prueba más de que en Shinjuku puedes encontrarte de todo…




Kinokuniya es una librería inmensa en cuyo ascensor te sientes como en una lata de sardinas, porque te meten a presión. Las ascensoristas que van dentro, vestidas de uniforme y todo, van parando planta por planta. Nos bajamos en la sección de idiomas y pasé un buen rato analizando los libros de texto que han salido para preparar el nuevo Nôken nivel N3, que es el que debería hacer uno de estos días… aunque la tesis me lo impide por el momento. Al final decidí hacerme con los cuatro libros de una misma colección, uno para kanji, otro para gramática etc. Uno de ellos hasta trae CDs. Tuve toda la suerte del mundo porque la señora que me cobró estaba un poco empaná y me cobró de menos, así que uno de los libros me salió gratis por la cara… Lo siento por ellos pero con lo caro que está Tokio cualquiera se pone en modo honrado…

Pero mucho más interesante que la visita a la librería fue la segunda visita a un club de hosts (sí, qué viciosas somos jaja). Por supuesto fuimos a uno distinto; si hubiéramos vuelto al mismo la multa habría sido de impresión. Este club me gustó incluso más que el anterior; y eso que yo lo pasé mal a ratos porque quiera que no la primera vez fuimos con nuestras amigas que hablan un poco de japonés, y esta vez me vi bastante sola lidiando con los tiarrones, mientras que a Elfe, como no hablaba, le rellenaban la copa todo el tiempo. Pero valió la pena; a muchos de ellos les gustaba el visual, incluso había uno que hasta hacía un año había sido batería de una banda (no nos dijo cuál) y conocía a muchas de las bandas indies que siguen en activo. Otro, que se sentó frente a Elfe, tuvo un momento muy kawaii porque cuando vio que ella llevaba piercings se sacó uno del bolsillo y se lo plantó en el labio. Me fascina que lleven el agujero hecho y se pongan y quiten el piercing según cómo sea la clienta, en serio… Me mató el que llevaba las uñas pintadas con cabecitas de Mickey Mouse en rojo… Pero el que más me mató fue uno que se llamaba Riona, uno de los primeros en atendernos y que en esta espantosa foto sale a mi derecha; creedme, en persona es más guapo, pero es que la foto salió mal pero mal… vaya caretos tenemos todos. Teníamos que haber pedido permiso para hacer más fotos leñe:




Se fueron turnando, como la primera vez; había un par de ellos que eran absurdamente feos, pero espantosos, y uno me dijo “es mi tercer día”, y yo pensé… “vas a durar dos telediarios, bicho”… (qué cruel soy, le puse buena cara por supuesto lol). Al final nos pusieron delante a un brasileño horrible que se empeñó en hablarme en portugués. Y eso no es lo mejor, por lo visto tenían a un español trabajando en el club pero ese día estaba de descanso; me quedé con las ganas de ver un host español jaja. Me quedé anonadada cuando uno de los últimos en sentarse con nosotras señaló el montón de tarjetas que nos habían dado y habíamos ido apilando y me preguntó ¿cuál te ha gustado más? Y yo escogí a Riona, y cuando le pregunté a Elfe ella dijo que también; total que llamaron a Riona y volvió para sentarse a mi lado. En esos momentos nuestra sangre ya no era sangre, era alcohol, nos habían puesto lo menos doce copas a cada una… Total que cuando me lo vi al lado me lo quedé mirando con estrellitas en los ojos, modo manga-Omi, y le empecé a decir “kakkoiiiii” (qué mono eresss); y él, súper profesional pero con un toque de cercanía que consiguió engañarme por completo, me dijo, “escríbeme e-mails o llámame y eso”, y yo como una idiota “síiii, lo haré”. De hecho lo hice y él me respondió a un montón de e-mails, pero al cabo me di cuenta de que yo no hacía más que intentar que me dijera cuándo tenía un día libre, y él no hacía más que intentar que volviéramos al club para no sé qué evento especial ultra-caro. E iba a ser que no… Lo de los hosts es un amor imposible, son adorables pero quieren tu dinero (y escalar posiciones en su club al conseguir más clientas) y punto… Ah, qué penita.
Nos lo pasamos genial, y dos horas después nos marchamos corriendo porque el último tren era a la 1 y llegamos de milagro, teniendo en cuenta la tajada que llevábamos…

viernes, 13 de agosto de 2010

Las vampiras

Omi la vampira al teclado...
Nos vais a tener que perdonar pero las actuales circunstancias nos impiden actualizar. razón: no estamos en casa; si acaso venimos para dormir de 4 a 6 horas diarias, y cambiarnos de ropa (de guiri a fiestera, de fiestera a guiri). Desde que hemos descubierto el CLUB ATOM en Shibuya nuestra vida ha cambiado y ha salido nuestro lado oscuro, vampírico y juerguista (nota: yo no sabía que lo tenía). De lunes a jueves hemos ido prácticamente desde las 11 hasta la hora en la que nos echan (a nosotras y a todo el mundo), a las 5 de la mañana. La discoteca tiene 3 plantas llenas de tíos macizos, algunos un poco esnortados pero otros receptivos e incluso demasiado espabilados. La música se repite un poco pero mola, y los estilos van cambiando. A veces hay una planta con Jpop, anime y todo.
A lo que voy... que estamos tomando nota de lo que hacemos y cuando volvamos a no tener vida, es decir a España, lo pondremos todo en pie. Don't worry que nos quedaréis sin saber qué ocurrió en nuestros últimos días en Japón. Pero para contarlo hay que vivirlo ¿no? ^____^

Un besote a tod@s los que nos estáis siguiendo

lunes, 9 de agosto de 2010

La gran noche

03/08/10

Omi informando:
El día 3 nos lo tomamos con tranquilidad y descansamos un poco porque nuestros pies amenazaban con volverse en nuestra contra. Por la noche habíamos quedado con dos chicas de Málaga que yo conocía de salones del manga, dos verdaderos encantos. Nos encontramos en la puerta del Marui One, cuyo escaparate de productos de Naruto me sigue fascinando (si aún siguiera la serie, habría comprado absolutamente de todo, me he librado de una buena). Nosotras íbamos así de monas:





Aunque no hay fotos (bueno, una), la noche fue de órdago, intensa y larga. Primero fuimos a un bar de sushi de los que tienen una cinta que va rulando, y tú coges lo que quieras y luego pagas según los platos. La cuestión es que estaba todo el mundo partido de risa con nosotras porque nos situamos (sin darnos cuenta) al principio e íbamos cogiendo los más populares, como la tortilla dulce o unos que en vez de pescado tenían un jamón raro encima (bastante aceptable), y claro no llegaban a los demás. Pasamos allí un buen rato, y luego nos fuimos a un bar de música, un sitio bastante pequeño donde podías pedir canciones y la chica las buscaba o en sus cds o en youtube y las ponía. Cometí el error de pedir vodka con limón porque lo entendió de forma literal y me puso una copa de vodka puro con una rodajita de limón. Qué manera de empezar la noche… Las demás tomaron cerveza.



Después paseamos un rato y enseguida nos vino un chaval y nos dijo que si queríamos ir a su club de hosts por 1000 yenes cada una (dos horas), con una cerveza y barra libre de refrescos incluidas. Me habían hablado tanto de los sitios estos que la curiosidad era grande; lo seguimos hasta un edificio blanco con columnas con aspecto súper lujoso (en el sentido más kitsch de la palabra). Entramos en el club, que es uno de los tantos que hay en ese edificio, y lo primero que vimos fue una colección de maromos impresionantes dándonos la bienvenida. Era como entrar en el paraíso. Nos sentaron a una mesa y empezaron a venir chavales por turnos; primero se sentó con nosotras el que nos había pescado por la calle junto con otro más, y luego cada diez minutos o un cuarto de hora cambiaban. Para que quede claro, estos chicos sólo dan conversación, y se lo curran mucho, pero son en plan “se mira, se habla pero no se toca”, jaja. Y algunos eran guapísimos. Las conversaciones siempre iban en la misma dirección, nuestros nombres, de dónde éramos, qué hacíamos en Japón, por qué hablábamos tan bien en japonés (LOL), qué aficiones teníamos… No sabíamos si se podía hacer fotos y no me atreví a preguntarlo, tonta de mi. Además de charlar, te rellenan el vaso, te lo limpian, y si alguna chica fuma le encienden el pitillo y le cambian el cenicero por otro limpio cada cinco minutos… A mí me encantó uno que había sido batería y era un monumento, alto y fuerte (insistió en que le tocáramos el brazo, buf). Luego había otro que era como el pequeño rubito de Ouran (pero en moreno), en plan niño mono que te puedes meter en el bolsillo, hoyuelos y todo. Nos preguntó cómo se decía “I love you” en español y le enseñamos la forma singular y la plural, y se tiró todo el rato diciendo “¡os quierooo!” Y nosotras, como capullas: “¡te queremooos!”. Hubo una sucesión de momentos surrealistas que sólo se pueden comprender si estás bebiendo alcohol y rodeada por tanto tío bueno. Aunque ahí aún estábamos medianamente sobrias. Al final, cuando acabaron las dos horas, se pusieron todos en fila en un pasillo para despedirnos. Mortal. Total, toda una experiencia…

Más tarde, yendo por las calles de Kabukicho de nuevo, se nos acercaron dos tipos, uno de los cuales hablaba un perfecto inglés, cosa muy rara en un japo. Nos dijo que era “half” (medio americano), e insistió en que fuéramos con ellos a beber a un sitio porque su amigo tenía que volver a Hong Kong al día siguiente. El sitio era… raro, con un negro de dos metros de portero y unas chavalas sospechosamente cerca de los tíos japoneses. No queríamos malpensar… pero daba muy mal rollo; nos tomamos la cerveza, pedimos una canción en el karaoke y la cantamos, y nos fuimos. Lo gracioso fue que al rato primero desapareció uno de los chicos y luego el “half”, con el móvil pegado a la oreja. Pasaron los minutos y decidimos irnos, y el negraco nos preguntó que dónde estaban nuestros amigos, a lo que yo contesté “hablando por el móvil fuera”. Nos dejó pagar lo nuestro e irnos, y menos mal, porque al salir nos quedó claro que los tíos eran unos jetas que habían pretendido beber a nuestra costa. Pues les salió mal…

Seguimos pululando por ahí y estuvimos a punto de acercarnos a un grupo de chicos guapos que estaban sentados en la acera (sentarse en los bordillos de las aceras de noche es como una afición aquí...); pero en ese momento nos interceptaron dos chavales que nos dijeron que fuéramos a su bar. Uno de ellos era muy mono; de hecho lo habíamos visto recorriendo las calles durante varias noches, y nos había llamado la atención por lo delgadito que está, más de lo normal aquí, que ya es decir. El otro era más bien feote pero muy gracioso. Nos dijeron que por mil yenes (9 euros) tendríamos barra libre una hora, de todo lo que quisiéramos. Ahí fue donde la cogimos pero bien… Llegó un punto en el que le decíamos al chiquitillo barbaridades en español, y el pobre ponía cara de resignación como pensando “¿pero quéee…?” Fue una hora muy, muy divertida porque los dos tenían mucha conversación, y acabamos jugando a juegos de palabras (shiritori, o palabras encadenadas, en japonés), a piedra-papel-tijera etc. Cuando salimos de allí íbamos literalmente cantando por la calle y saludando a la gente. Nuestras amigas se fueron casa, porque se alojan cerca de la zona, y nosotras nos dirigimos a la estación. Nos quedamos de piedra al ver que a las 4.30 de la mañana estaba amaneciendo, fue una sensación la mar de rara volver de una noche de juerga y ver tanta luz de pronto. Cogimos el tren de las 5 y nos fuimos a casa a dormir la mona… Eso sí, comprobado, el shochu no deja resaca, aunque tenga bastantes grados…

Ikebukuro

02/08/10

Elfe al teclado:
Tras el intenso fin de semana de VII-Sense volvimos a tener unos días libres para ver más cosillas antes de que llegara el viernes y nos fuéramos a Osaka. Así que el lunes nos fuimos a Ikebukuro, a ver el Sunshine, un edificio de 60 plantas, a comer por allí, a ver tiendas de manga y el Tokyu Hands, una tienda de 8 plantas donde la mayoría son cosas de papelería, manualidades y demás, una pasada.

Así que allí que nos fuimos, primero fuimos a comer, que creo que fue el tazón de rameen mas barato de la historia, lo que al cambio son poco mas de 2 euros, terminamos que echábamos comida por las orejas y tras salir por fin con el estomago lleno y feliz vimos el Tokyu Hands de arriba abajo, con alguna que otra cosilla que nos compramos entre las que destaco un álbum para pegar las puricuras que tenemos repartidas por toda la habitación. Además tenían millones de chorraditas para hacer la comida, que si ya habíamos flipado con el molde para hacer huevos fritos con forma de oso ya me diréis como nos quedamos cuando vimos moldes para ponerle a los huevos cocidos formas de animalitos.

Omi se emperro en “tunear” su móvil, algo muy normal aquí ya sea con diamantitos, perlitas, lacitos, pegatinas o con cualquier cosa que te imagines, así que estuvimos mirando en el Tokyu Hands pero nada le convencía, salimos de allí y nos dirigimos al Sunshine, el enorme edificio, aunque no pasamos de la planta sótano 1 y la primera, porque cada planta era aun laberinto tan grande como cualquier centro comercial que nosotras conozcamos. Allí, en una de las dos únicas plantas que visitamos, Omi consiguió su tan ansiado “tuneo” de móvil, en su caso consistente en una especie de pegatina a medida que cubre toda la parte trasera del ovil con brillo metalizado y la imagen de unas flores estilo japo muy chulas, todo en tonos negros y rojos, para que no desentone con los colores delanteros y laterales del móvil en sí.



De ahí salimos por una de las muchas puertas de edificio esperando que fuera la que queríamos. Dato curioso que no mencione antes, para llegar a la calle correcta tuvimos que recorrer un laberinto de estación con más de 50 salidas distintas, y no es broma. En fin, no salimos mu desencaminadas y en pocos minutos estábamos delante de un montón de tiendas de manga, donde a diferencia de Akihabara donde lo predominante es el manga para chicos, aquí hay mucha más variedad de manga para chicas.



Mientras buscamos unos tomos para Elena se nos acerco una chica rubia que nos pregunto si éramos españolas a lo que obviamente respondimos que sí. Resulta ser profesora de español aquí, es de Madrid, y lleva viviendo aquí como año y medio. Nos dimos los mails para quedar algún día y salimos de la tienda, para entrar en otra, y otra y otra… muchas tiendas con cosplays, yaoi y demás… muy curioso todo.

Decidimos rematar la tarde volviendo a la estación, donde justo en frente estaba Milky Way, una heladería decorada toda con estrellitas, constelaciones y demás. Entramos y nos pedimos un copón de helado de chocolate con un trozo de tarta de chocolate, nata, galletas y barquillos que tumbaba de la impresión. Nos lo trajeron en una bonita copa que estaba dentro de otra donde había agua y hielo carbónico, lo que hacía que el conjunto fuera soltando humo blanco por todos lados.



Eso estaba de muerte y lo peor de todo es que no hartan… vamos que si por mi fuera me habría zampado otra y tan a gusto.

Ya de ahí nos marchamos de vuelta a Harajuku tras recibir un mensaje de la chica española para que saliéramos esa noche con ella y otro español por Shunjuku, así que cenamos algo ligerito en el piso y nos cambiamos de ropa. A las 9 y poco estábamos ya con ellos en la calle y dimos una vuelta por Kabukicho antes de dirigirnos al Decadance Bar que, como se puede deducir por su nombre, es el bar que han abierto lo del Tokyo Decadance y esta justo encima del Christon Café, aquel sitio que ya nombramos que era por dentro como una catedral gótica. Bueno más que encima esta dentro en la segunda planta del café. El sitio es… raro… todo lleno de lucecitas, con una X-box 360 por allí conectada a un proyector, muchos peluches extraños, vamos bizarro es poco, además los camareros son los del Tokyo Decadance, un show. Nos tomamos un Vodka con lima, hablamos un rato con los españoles y ya nos fuimos de vuelta al piso a descansar nuestros doloridos pies.

VII-Sense y Square Enix

01/08/10

Para el evento de Like an Edison el domingo nos arreglamos mucho, esta vez sin yukatas. Nos daba un poco de corte presentarnos de nuevo ante ellos, pensando que a lo mejor iban a creer que éramos unas locas. Para nuestra sorpresa, varias personas también estaban repitiendo (las Barbies iban en yukata, por cambiar, pero igual de princesiles-horteras). Como teníamos los tickets dos y tres, nos sentamos en primera fila en el suelo. La banda se sentaría en taburetes detrás de una mesa, y fue una mala pata porque teníamos que echarnos bastante hacia atrás para verles las caras, y estar tirada en el suelo con un vestido no es nada cómodo.

Si el shock de las ropas multicolores no había sido suficiente, el look del domingo acabó de rematarnos. Entró primero Erina con un conjunto espectacular: pijama-yukata rosa fucsia con Hello Kitties y cosas amarillas, sombrero de paja a juego y paipái. Los siguientes cuatro, incluyendo a Shaura, iban más comedidos, con yukatas de hombre de diferentes tonos, sandalias y paipái. Pero Shaura llevaba un obi de leopardo y sandalias ultra-horteras doradas; si no es él mismo, revienta jaja. Todos llevaban poco maquillaje, pero Mikage… se presentó travestido, con un yukata blanco con flores de tía, unas tetas enormes y maquillaje de drag-queen basta. Además le dio por hablar con voz de tía muy exagerada y la gente se partía el culo todo el rato. Desde luego con este hombre no se puede aburrir nadie.

Al igual que el día anterior, tuvieron una charla con el chico de la tienda, respondiendo a preguntas de las fans después. Leyeron una mía (gracias al japo por arreglar mi destartalado japonés al leerla), preguntándoles si querían ir al extranjero a tocar, y a dónde en especial. Todos dijeron que sí, y me hizo gracia que Erina dijera que quiere ir a España; no lo hizo por nosotras puesto que no sabía de dónde éramos en ese momento (él no entra en Pigg). Algunos como RayX dijeron que nunca habían estado en el extranjero, así que les parecería interesante. Cuando acabaron las preguntas hablamos con ellos de uno en uno de nuevo, y nos firmaron otra copia del single. Primero hablé con Erina, al que di las gracias por el evento. Me preguntó de donde era, alegre como unas castañuelas, y se puso aún más contento cuando se lo dije porque parece ser que le gusta la comida española. Luego me preguntó si estábamos viviendo aquí, y yo le dije que sólo durante las vacaciones de verano. RayX sólo me dio la mano con amabilidad esta vez, y luego me llegó el turno de hablar con Shaura de nuevo. Antes que nada dijo mi nombre (“Maria”), mirándome, y me dio las gracias por algo. Espero haberlo entendido mal, porque escuché algo de “bañador” y lo que le regalé fueron unos calzoncillos (qué mal…). Me preguntó hasta cuándo voy a estar aquí y con un poco de esfuerzo (se me dan mal las fechas en japo) se lo dije. De paso le dije que iremos al concierto del día 12, y se alegró. Le di un saludo de parte de mi hermanito brasileño del Pigg, y tras repetírselo de varias formas lo entendió y dijo “Pigg” asintiendo.

KAZ me hizo muy feliz cuando al saludarlo me enseñó el colgante que yo le había regalado el día anterior, y llevaba medio oculto debajo del yukata (sólo se veía la cadena, por eso yo no me había fijado). Le dije que me alegraba mucho de que le hubiera gustado, y él volvió a decirme “ya estamos en contacto por Pigg y tal”. Es un encanto de hombre, tan sereno y amable. Luego saludé a Masato, que llevaba puesta la pulsera que Elfe le había dado el día anterior también; él no le dio las gracias directamente, pero al saludarla se remangó un poco el yukata como para enseñarla, todo tímido; es la mar de gracioso. El último fue Mikage, y le dije lo mismo que el día anterior, gracias por el rato tan divertido; también señalé su yukata (de tía) y dije “kawaii” y se quedó un poco pillado.





Al acabar el evento, felices y contentas, cogimos el tren para ir a la tienda oficial de Square Enix, situada entre Shinjuku y Yoyogi. Es un sitio bastante alucinante, tienen figuras en vitrinas y luego además muchas cosas que puedes comprar, desde “joyería” (llaveros, colgantes de juegos etc.) hasta muñequitos, vasos, CDs con bandas sonoras etc. Lo más impactante, sin duda, el Sephiroth en el suelo, en su vitrina. Era TAN real, no os hacéis una idea ni viendo las fotos…







También tenían el traje de Génesis en exposición, una maravilla total:



Al final salimos con esto, y porque nos controlamos, que si no…





De vuelta a casa paramos en uno de los departamentos de comida dentro del laberinto que es la estación de Shinjuku (queríamos ir al que habíamos visto hacía unos días, pero encontrar dos veces el mismo es imposible, y punto XD). Vimos unas cositas con forma de croqueta y unas banderitas de España, con un cartel que ponía “ibérico”. No esperábamos que fuera jamón ibérico, pero por si acaso compramos dos. Resultaron ser unas croquetas con carne picada y cebolla bastante ricas. También compramos yakitori:



Y tras cenar ya descansamos un poquito, que falta hacía.

miércoles, 4 de agosto de 2010

El día de los yukatas

31/08/10

¡Buenas! Aquí Omi.

El sábado nos levantamos y nos dispusimos a vestirnos de yukata con los modelitos que nos habíamos comprado. Menos mal que Elfe, después de mirar un vídeo varias veces, le cogió el truco tanto a atar el yukata con el cordón como a hacer el obi con un bonito lazo mariposa. Después de varios intentos, quedamos bastante bien, aunque aún sentimos inseguridad al pisar la calle y ver que la gente nos miraba. Pero una señora desde un banco del parque nos dijo, en japonés “¡os sienta muy bien!”, y nos alegramos mucho.

Fuimos al Marui One porque en la planta octava está Zeal Link, la tienda de música donde teníamos que comprar otra copia del single de VII-Sense y conseguir tickets para el evento de ese mismo día. Nos habíamos equivocado de hora y en vez de a las dos de la tarde era a las seis de la tarde; eran las doce o así cuando cogimos los tickets y nos dijeron que también podríamos hacernos una foto con la banda luego, además de hablar con ellos y que nos firmaran.

Para hacer tiempo, dimos una vuelta por Marui y las señoras que trabajaban en el departamento de yukatas fliparon con nosotras. Les pregunté si íbamos bien o fallaba algo, y nos dieron un par de vueltas retocando aquí y allá, pero no sacaron ningún fallo. Nos dijeron que a partir de cierta hora habría un fotógrafo profesional haciendo fotos a las chicas en yukata que quisieran, así que un poco más tarde volvimos y la verdad, el fotógrafo flipó en colores hablándonos con su mezcla japonés-inglés fashion total; un entusiasmo que tenía el hombre… tenemos los resguardos para recogerlas esta semana.

Para hacer tiempo nos metimos en un family restaurant, que es un tipo de cafetería donde la comida es más bien tirando a occidental (pizzas, sándwiches, pasta etc.) y pagas una tarifa “plana” de refrescos, te rellenas todo lo que quieras y sale barato. Éste es mi señor helado:



Luego nos fuimos una horita al karaoke. Ese día en Shinjuku habían cortado varias calles principales porque había una especie de cabalgata o desfile de diferentes grupos de músicos de todas las edades que cantaban y bailaban con trajes de muchos colores; todo muy tradicional:



Antes de dirigirnos al evento de VII-Sense vimos a mi amiga Angelica, que acababa de salir de un evento con Kanon Wakeshima y estaba la mar de contenta. Qué elegante es esta chica:



Además nos sacó una foto a las dos, que ya tocaba después de todo el día para aquí y para allá en las geta (sandalias de madera que acabas sintiendo en tu carne a base de bien… X__x).



Por fin llegó la hora del evento y nos dirigimos a la octava planta de nuevo. Éramos unos treinta fans, casi todo chicas menos un chaval muy feo y uno que estaba a medio camino (transexual quizá). De entre las chicas, teníamos las no tan chicas, es decir, señoras amas de casa que lo siguen viviendo igual de intensamente o más (genial, en serio), las jovencitas medio normales y las princesas Barbie total, con sus peinados cardados de medio metro, postizos y en general grandes dosis de plástico encima (cuando se lo quitan se quedan en nada). Una en concreto tiene unas uñas que a mí me dan grima, larguísimas y recubiertas de brillantes a modo bola de discoteca, con toda clase de accesorios pegados encima, como diamantes falsos, coronas, etc. Es horroroso.

Nos sentamos en los taburetes que habían dispuesto enfrente de la mesa donde se sentarían ellos, y me partí de risa cuando oí que la de la tienda pedía a las princesitas que se sentaran atrás del todo porque la gente no podía ver con sus pelos. Se quejaron pero obedecieron. Pronto vimos que definitivamente éramos las únicas extranjeras, y las únicas vestidas de yukata. Diez puntos x 2.

No tengo tiempo de entrar en mucho detalle pero cuando la banda apareció nos partimos de risa. De los trajes súper bonitos que sacan a escena nada, llevaban unas pintas alucinantes. Como el evento estaba patrocinado por la tienda de ropa de esa misma planta, habían podido escoger diferentes prendas y ponérselas. Shaura (exJuka), por ejemplo, iba con un chándal morado ultra hortera con falda superpuesta y botas blancas, y poco maquillaje. Los demás iban cada uno como le había parecido oportuno. Durante el evento la chica de la tienda les fue haciendo diversas preguntas y hablaron mucho sobre su nuevo single etc. Como siempre, me enteré de un 10% o así, porque me distraía mirándolos y está visto que no puedo mirar a alguien atentamente mientras intento comprender el japonés, es una cosa o la otra. Luego leyeron preguntas que las fans habían escrito en trozos de papel. Algunas eran buenísimas, como la que decía “¿os ponéis pijama para dormir?”. Llegamos a la conclusión de que el batería, Mikage, es el payaso de la banda, tiene todo el arte del mundo y además es un poco hiperactivo. Los demás tenían que esconder la cara a menudo para reírse a carcajadas.

Lo más emocionante vino cuando terminó la charla y llegó la hora de saludarlos a todos uno por uno. Nos pusimos en fila con muchos nervios, y primero fue el turno de KAZ, uno de los guitarristas. Como lo conozco de haber hablado con él en el Pigg muchas veces, me planté delante y le dije con voz tímida “Maria desu!”. Se alegró mucho de verme y le dije que me sentía muy feliz de poder saludarlo en persona por fin; le di un regalo (envuelto, claro) y lo cogió con mucho cuidado y me dijo que lo guardaría con cariño. Me dio la mano como tres veces seguidas, de hecho no me la soltaba. Le di las gracias por ser siempre tan amable, y me dijo que ya hablaríamos por Pigg seguro. El regalo consistía en un colgante con una cruz, una copia del disco de Project 7 (seguro que lo escucha, chicos) y una mini-carta.

Luego saludé al bajista, Masato, que es muy mono; pero lo saludé brevemente diciéndole “otsukaresama desu” y dándole las gracias cuando me firmó el single. La razón: es el favorito de Elfe, que venía detrás de mí con el ansia, jaja. Ella le dio un regalo y él la miró con cara de ¿para mí? ¿seguro? Pobrecito, que tiene muy pocas fans aún y vive esas cosas intensamente… A Mikage, el batería, le di las gracias porque el evento había sido muy divertido, y él se quedó un poco en shock, como si no estuviera acostumbrado a hablar con extranjeras. A Elfe le preguntó en un intento bastante pobre de inglés si le había gustado el single, y ella le dijo que sí, y yo intervine para poner énfasis y le dije que era maravilloso.

Llegó mi gran momento con Shaura. Comprendedme. Llevo años adorando a ese hombre. En Moi dix Mois, en Hizaki Grace Project, en solitario, en XOVER, en la nueva banda… lo adoro y punto. Me planté delante hecha un manojo de nervios y le dije mi nombre, esperando que también me reconociera del Pigg. Lo hizo, y además se alegró mucho cuando le di su regalo y vio que había puesto una captura de mi avatar pegada al papel; es que ese día yo era clavada a la muñeca, yukata y todo. Me dio las gracias por estar siempre ahí en Pigg apoyando (menos mal que no parece ser que considere que le doy la lata, lol). Me dio la mano con calidez y me firmó el single, explicándome que ese pedazo de kanji que había puesto era el kanji de “Shaura”. Yo estaba medio loca ya, no podía ni sostenerle la mirada, sólo decía cosas random como “¡ureshii!” (qué feliz soy…) y “¡arigatou!”. Me agarré a su mano como una lapa y la de la tienda me tuvo que empujar para que me moviera y saludara al siguiente.

RayX (otro de los guitarristas, es que tienen tres) fue muy simpático y cuando lo saludé me dijo que hablaba muy bien japonés; le dije que qué va, para nada, pero él insistió, todo impresionado. A Erina (que iba vestido muy de tío, nada que ver con su stage persona) lo que le dije fue que adoro Violet Rain (canción compuesta por él), que es mi canción favorita, y se puso todo contento.

Al terminar de hablar con todos, y con nuestras carátulas firmadas en la mano, salimos de la tienda y esperamos fuera a que todo el mundo terminase. Lo siguiente era la sesión de fotos de cada fan con la banda, y teníamos los números dos y tres. Habían dispuesto las sillas de modo que cada niña elegía a dos para que se sentasen a su lado, mientras los otros se quedaban detrás. Elfe escogió a Shaura y Masato, que una vez más se quedó flipado como si fuera impensable que alguien quisiera hacerse una foto con él en primer plano. Me dio mucha vergüenza tener que elegir, pero dejé a Shaura donde estaba y le pedí a KAZ que ocupara la otra silla. La chica me hizo la foto con mi cámara y cuando me levanté Shaura me dio las gracias, pero estaba toda azorada y salí deprisa de allí para dejar paso a la siguiente.

Y éstas son las fotos. Mirad nuestra cara de felicidad absoluta:





Felices del todo, nos fuimos para casa a quitarnos el yukata y las malditas sandalias (que casi me dejan el dedo gordo despegado de los demás de por vida, lol). Nos cambiamos de ropa y nos pusimos monas para dar un paseo, ya que era sábado por la noche. Fue un poco aburrido porque es difícil encontrar bares en Shinjuku teniendo en cuenta que primero hay que “encontrarlos” literalmente, que a pie de calle no están ni el 5%, y subir en ascensor a un edificio para meterte en un garito desconocido da algo de mal rollo. Acabamos en Shibuya comiendo palitos de queso en un local ultra extraño en el que por narices había que comer y beber algo (sólo beber no valía), y además cobraban un recargo por mesa… Y eso fue todo, volvimos a casa en taxi porque se nos pasó la hora del último tren; menos mal que estamos muy, muy cerca de Shibuya.

VII-Sense Again

30/07/10

Elfe al teclado.
Tras nuestra experiencia en el onsen y la lluvia de Nikko volvimos a nuestra rutina en Tokyo, donde rutina viene a ser lo mismo que conciertos, lotes de andar y demás. Pues bien el viernes 30 teníamos otro concierto de varias bandas donde en cartel estaban por supuesto VII-Sense, esta vez como grupo principal.

Lo primero que hicimos esa mañana fue arreglarnos e ir a Shinjuku a mirar unas cosas en la tienda de discos de Closet Child, donde encontré la versión limitada en estuche de terciopelo del disco NIL de The Gazette, también recogimos nuestros singles de VII-Sense y miramos un par de cosillas que nos faltaban para el yukata. Tras esto fuimos a comer y de ahí nos marchamos a Takadanobaba, donde de nuevo era el concierto. Como al llegar aun faltaba algo de tiempo, entramos a un family restaurant a tomarnos algo y así es como terminamos.





Cuando terminamos nuestros heladitos nos dirigimos a la sala y nos pusimos en nuestro sitio en la cola. Ese día tocaban Jubily, GPKISM, Satan, Art Cube y VII-sense, en ese orden. Cuando entramos nos dieron un DVD de VII-Sense, regalo del concierto, y nos dirigimos al que se ha convertido nuestro sitio parece ser, a la izquierda del escenario donde podemos fácilmente meternos en segunda fila sin ningún problema, además ese día hablando con quien debíamos conseguimos un sitio en primera fila para Art Cube ¡Si señor!

Los primeros, Jubily, no estuvieron mal, al principio suenan algo ruidosos, pero tienen su gracia, además el guitarra de la derecha cuando se acerco a donde nosotras estábamos, izquierdas, le dio por poner cara raras y sacar la lengua y no pudimos evitar reírnos, siempre pasan estas cosas en estos conciertos. Los segundos fueron GPKISM, donde el cantante es australiano y no tiene ni papa de japonés, así que fue el guitarra, antiguo miembro de Blood, el que hablaba. Fue una actuación curiosa, el cantante lo ves y dices… es una tía… todo vestido d engero con un vestido corto súper mona él, con música un poco estilo Kaya, algo electrónica. Omi era para verla, no sé cómo no salto al escenario, poco le faltó.

Los terceros, que decir de los terceros. Satan. Eso no hay manera de describirlo. Era un grupo bastante… grotesco, porque no se otra forma de describirlos. Decadentes 100%, donde el guitarra era una especie de Emily le strange (con guitarra de ella incluida), el bajista tenia media cara maquillada como si fuera un muerto medio en calavera ya, el batería algo por el estilo y el cantante… cabeza rapado por los lados, manojo de rastas negras y rojas en el centro de la cabeza, un palillo de dientes tiene más carne que él y con una redecilla roja por el cuerpo y unos pantalones que si son más bajos le vemos el culo. ¡Ah! Y dos cruces de cinta aislante negra en los pezones. Eso sí, yo no he visto grupo y fans que se lo pasen mejor dando saltos por allí. Al final animaron a un montón de gente que acabo haciendo el cabra como ellos. Las canciones empezaban que parecían las típicas estilo Freddy Cruger de las niñas cantando y de pronto saltaba el berraco del cantante gritando. Además parece aficionado a darse golpes con el micro, creyendo, ilusas de nosotras, que no se daba fuerte pero más tarde comprobamos por el enorme chichón que le salió en la frente de que se daba y fuerte. Otra anécdota: El cantante saco un pollo de goma al que puso las cruces de cinta negra en los pezones también y de dedico una canción entera a darle bocados, tirarlo y golpearlo… además de hacerlo cantar.

Cuando llego el cuarto turno tomamos posiciones en la primera fila, a la izquierda del escenario, ya que era el turno de Art Cube. Pero para nuestro desconcierto solo salieron al escenario 4 de ellos. La razón: el teclista había sufrido un infarto y estaba recuperándose. Esperamos que se recupere pronto. El cantante de este grupo, por si alguno no lo sabe, es el mismo que el de Moi Dix Mois, pero aunque lo vean va a ser difícil que los relacionen, cambia totalmente de un grupo a otro, tanto su presencia, su forma de cantar, su estilo… ¡Todo! En Art Cube va de blanco y tiene hasta tetas (obviamente van con el traje, no penséis mal algunos). Nosotras teníamos delante al bajista, todo de verde, al otro lado del escenario estaba el guitarra, todo de azul y a el batería todo de rojo. La verdad es que nos lo pasamos genial durante este concierto y hasta conseguimos hacer el furi más o menos bien, ya que estando en primera fila no quedaba bien si nos quedábamos quietas. Quien no haya oído este grupo, que lo oiga, y quien tenga oportunidad de verlos, que los vea, son todo un espectáculo. Geniales. Al estar cerrándose el telón al final del concierto el bajista tiro una púa que termino colándoseme en el escote, una nueva función para este, así que llevo recuerdo de este grupo.

Y por fin, por fin, ¡por fin! Llego el turno de VII-Sense, cogimos posiciones en la segunda fila, yo entre centro e izquierda para poder estar delante de Masato (el bajista) y Omi tirando mas al centro, delante de Shaura. ¡MORTALES! No hay otro forma de describirles, por fin un concierto más largo que los demás que habíamos visto con un repertorio más amplio de canciones y saltando, bailando y cantando hasta pensar que nos quebrábamos. Not vide ID estuvo genial como siempre, y esta vez no me quede echa un palo mirando, esta vez también conseguí hacer el furi. También tocaron las canciones del single anterior, además de las del nuevo que estaban promocionando en ese concierto y una canción sin título, que mas tarde nos enteraríamos que quieren que los fans sean los que le pongan nombre. Tocaron también, por primera vez, Violet Rain, una balada preciosa compuesta por Erina para este segundo single y que realmente emociono tanto al grupo como al público. Tocaron Deep Love, que está compuesta por Masato, que ya la habían tocado en los concierto anteriores, que es esa en la que las de primera fila se quedan colgadas de la barra y las demás se “tiran” (suavemente algunas, otras con algo de mas mala sarna) sobre ellas, o más bien sobre sus culos. Una vez más Masato termino haciéndome señas para que yo también entrara al ajo y acabe estampada contra el culo de una japa de primera fila ya que Omi me dio un empujoncito.

Cuando se marcharon todas empezamos a pedir más con el típico “ENCORE”, volviendo a salir el grupo a los pocos minutos. Tocaron la canción que mencione anteriormente que no tiene título y repitieron Deep Love, para que la gente terminara de destartalarse del todo y terminar también con lo poco que nos quedaba de los tobillos.

Cuando acabo decidimos ir a cenar con Angelica, Jeniffer y otro chica extranjera que también vive aquí, no sin antes darle un repaso a la mesa del merchandising del grupo y… ¡SORPRESA! Cosa nuevas, photosets nuevos, instantáneas a elegir de cada uno del grupo y posters firmados. Yo cogí un photoset, una instantánea de Masato donde sale más que adorable y un poster, pero lo del poster nos descoloco muchísimo ya que cuando Omi y yo los pedimos nos dijeron que si queríamos nuestro nombre en el poster, nos miramos, miramos al tío incrédulas y dijimos que si con ímpetu. Pusimos nuestros nombres en un papel y se llevaron los poster adentro. Cuando nos los devolvieron en el de Omi estaba escrito MARIA y un pececito al lado y en el mío LAURA y un corazón.





Tras esto nos fuimos a cenar con las mencionadas antes a un family restaurant donde por menos de dos euros teníamos barra libre de refrescos. De ahí ya nos marchamos a descansar nuestros pies al piso esperando para ir al día siguiente a verles de nuevo.

martes, 3 de agosto de 2010

Día de lluvia en Nikko

29/07/10

Omi de nuevo al teclado.

Nikko es una ciudad muy bonita, con un patrimonio cultural impresionante. Pero tuvimos muy mala suerte y no dejó de llover en ningún momento; íbamos en tirantas y sin paraguas, y en cierto momento acabamos como sopas y muertas de frío (no porque hiciera frío sino por la lluvia, en verdad). De todas formas le pusimos voluntad y vimos algunos templos y sitios que aparecen destacados en todas las guías. No hice tantas fotos como quería por la simple razón de que se me mojaba la cámara nueva y no era plan.

Anduvimos más de media hora desde la estación por una calle cuesta arriba hasta el punto de referencia que nos habían indicado en el centro de información, un precioso puente sagrado rojo:



Eso y las indicaciones de una miko (chica vestida de rojo y blanco que sirve en los templos) nos ayudaron a llegar a la entrada del parque nacional de Nikko, dentro del cual se encuentran los sitios que hay que visitar sí o sí. Es precioso, pero como nota negativa te hinchas a subir escaleras. Con deciros que llegó un momento en que veíamos una escalera larga de piedra y nos reíamos… Tras pagar un bono de 1000 yenes que nos permitía ver casi todos los monumentos, fuimos hacia el templo Rinnoji, el más importante de Nikko. Estaba parcialmente en obras pero aún así nos pareció impresionante:



Fue fundado por Shodo Shonin, un monje budista que introdujo el budismo en Nikko allá por el siglo VIII. Como de costumbre, no pudimos hacer fotos dentro, en los altares ni a las imágenes de culto, pero es imposible no hablar de tres estatuas enormes recubiertas de oro que hay en el edificio principal, y representan a Amida, Kannon de los mil brazos, y Kannon de la cabeza de caballo.

Luego nos dirigimos al mausoleo de Ieyasu Tokugawa, el Toshogu, un complejo con una docena de templos distintos decorados con infinidad de colores, oro y grabados de todo tipo, algo único en Japón ya que los templos no suelen ser tan recargados. Las imágenes hablan por sí solas:





Tuvimos que pagar otra entrada para ir a ver el famoso grabado del gato durmiendo, y para nuestra sorpresa resultó ser bastante pequeño, aunque muy bonito. Se considera un tesoro nacional:



También me llamó la atención el friso de los tres monos, uno tapándose los oídos, otro los ojos y otro la boca. Son un símbolo de la inocencia de la infancia, durante la cual los niños no deben ver nada malo, oír nada malo ni decir nada malo. Es una de las escenas dentro de una colección que representa las diferentes etapas de la vida desde el nacimiento.



Supuestamente en el Toshogu había un establo con un caballo sagrado al que no conseguimos ver a pesar de que a esa hora tendría que haber estado en el templo. De todas formas nos hizo gracia el concepto de “caballo sagrado” en sí. Y había tantos niños que la verdad me alegro de que el caballo no tuviera que padecerlos…
Subimos hasta el monumento funerario del señor Ieyasu, que sinceramente podría haber escogido un lugar más bajo para ser colocado porque no llegamos hasta mil escaleras después. Tuvo guasa que después de subir tan arriba no hubiera ni un triste cartel en inglés contando algo acerca del hombre, sólo uno en japonés. Pero bueno, es lo bastante famoso como para no desesperarse en la ignorancia… Aquí estamos delante del lugar:



Después del Toshogu vimos otro templo que había sido mandado construir por el nieto del señor Tokugawa, Iemitsu. Pero a esas alturas estábamos chorreando y medio muertas así que os dejo una foto de una de las pocas cosas que fotografiamos, un precioso dragón encima de una puerta que nos recordó al de El Viaje de Chihiro:



Salimos del parque y cuando estábamos intentando buscar el camino de vuelta a la estación o un bus, vi este autocar que me hizo mucha gracia… ¿puede un autocar que va al aeropuerto ser simpático? En Japón sí…



Anduvimos otro rato y acabamos bastante mojadas, y cuando peor estábamos vimos una tienda, compramos un paraguas y el dependiente, ultra-agradable, nos orientó y nos enseñó un libro que tenía sobre el Museo del Prado en japonés. Con sus indicaciones conseguimos encontrar al menos el bus que nos ahorró una buena caminata. No lo habíamos cogido a la ida porque teníamos metido en la cabeza que era muy caro, pero a la vuelta nos costó muy poco… qué tontas…

Cerca de la estación, comimos en un sitio de yakitoris en el que el dueño era menos japonés que nosotras (un indio), y nos fuimos a coger el tren de Nikko a Utsunomiya. Qué mal lo pasamos en ese tren. Nada más entrar en el vagón vimos un señor tendido, dormidísimo, que seguramente no se había ni coscado de que Nikko era la última parada. Entró una limpiadora a darle un barridito al tren y cuando vio al bello durmiente se le quedó una cara que era un poema, como diciendo “hala, mira éste, pero no me atrevo ni a desespertarlo”. Qué risa… El señor hizo el trayecto a la inversa con nosotras sin despertarse, y no sabemos si de verdad se pasó de parada o se dedica a dormir en los trenes. Para colmo, se nos sentó delante un japo guapísimo, pero vamos cosa mala. Sin duda tenía lo peor que se despacha en cara en este país, era feo pero feo de película de risa, feo de Humor Amarillo cuando dicen lo del chino Cudeiro. Es que no era una persona fea que tú la ves y dices, bueno en fin. Era feo de campeonato, con sus gafas, una sonrisa que parecía grapada a ambos lados, una barbilla horrible, lleno de lunaracos negros, con las encías y dientes hacia afuera; y encima se colocó un sombrero ridículo a mitad de camino. No podíamos mirarlo sin reírnos, hasta tal punto que tuvimos que hacernos las dormidas para no mirarlo, y al final Elfe se durmió de verdad… Qué pena no haber sacado una foto, pero es que era imposible y además tengo mi cámara en gran estima.

Y no hay mucho más que contar de ese día, tras otro buen lote de tren y shinkansen llegamos a casa.