lunes, 9 de agosto de 2010

La gran noche

03/08/10

Omi informando:
El día 3 nos lo tomamos con tranquilidad y descansamos un poco porque nuestros pies amenazaban con volverse en nuestra contra. Por la noche habíamos quedado con dos chicas de Málaga que yo conocía de salones del manga, dos verdaderos encantos. Nos encontramos en la puerta del Marui One, cuyo escaparate de productos de Naruto me sigue fascinando (si aún siguiera la serie, habría comprado absolutamente de todo, me he librado de una buena). Nosotras íbamos así de monas:





Aunque no hay fotos (bueno, una), la noche fue de órdago, intensa y larga. Primero fuimos a un bar de sushi de los que tienen una cinta que va rulando, y tú coges lo que quieras y luego pagas según los platos. La cuestión es que estaba todo el mundo partido de risa con nosotras porque nos situamos (sin darnos cuenta) al principio e íbamos cogiendo los más populares, como la tortilla dulce o unos que en vez de pescado tenían un jamón raro encima (bastante aceptable), y claro no llegaban a los demás. Pasamos allí un buen rato, y luego nos fuimos a un bar de música, un sitio bastante pequeño donde podías pedir canciones y la chica las buscaba o en sus cds o en youtube y las ponía. Cometí el error de pedir vodka con limón porque lo entendió de forma literal y me puso una copa de vodka puro con una rodajita de limón. Qué manera de empezar la noche… Las demás tomaron cerveza.



Después paseamos un rato y enseguida nos vino un chaval y nos dijo que si queríamos ir a su club de hosts por 1000 yenes cada una (dos horas), con una cerveza y barra libre de refrescos incluidas. Me habían hablado tanto de los sitios estos que la curiosidad era grande; lo seguimos hasta un edificio blanco con columnas con aspecto súper lujoso (en el sentido más kitsch de la palabra). Entramos en el club, que es uno de los tantos que hay en ese edificio, y lo primero que vimos fue una colección de maromos impresionantes dándonos la bienvenida. Era como entrar en el paraíso. Nos sentaron a una mesa y empezaron a venir chavales por turnos; primero se sentó con nosotras el que nos había pescado por la calle junto con otro más, y luego cada diez minutos o un cuarto de hora cambiaban. Para que quede claro, estos chicos sólo dan conversación, y se lo curran mucho, pero son en plan “se mira, se habla pero no se toca”, jaja. Y algunos eran guapísimos. Las conversaciones siempre iban en la misma dirección, nuestros nombres, de dónde éramos, qué hacíamos en Japón, por qué hablábamos tan bien en japonés (LOL), qué aficiones teníamos… No sabíamos si se podía hacer fotos y no me atreví a preguntarlo, tonta de mi. Además de charlar, te rellenan el vaso, te lo limpian, y si alguna chica fuma le encienden el pitillo y le cambian el cenicero por otro limpio cada cinco minutos… A mí me encantó uno que había sido batería y era un monumento, alto y fuerte (insistió en que le tocáramos el brazo, buf). Luego había otro que era como el pequeño rubito de Ouran (pero en moreno), en plan niño mono que te puedes meter en el bolsillo, hoyuelos y todo. Nos preguntó cómo se decía “I love you” en español y le enseñamos la forma singular y la plural, y se tiró todo el rato diciendo “¡os quierooo!” Y nosotras, como capullas: “¡te queremooos!”. Hubo una sucesión de momentos surrealistas que sólo se pueden comprender si estás bebiendo alcohol y rodeada por tanto tío bueno. Aunque ahí aún estábamos medianamente sobrias. Al final, cuando acabaron las dos horas, se pusieron todos en fila en un pasillo para despedirnos. Mortal. Total, toda una experiencia…

Más tarde, yendo por las calles de Kabukicho de nuevo, se nos acercaron dos tipos, uno de los cuales hablaba un perfecto inglés, cosa muy rara en un japo. Nos dijo que era “half” (medio americano), e insistió en que fuéramos con ellos a beber a un sitio porque su amigo tenía que volver a Hong Kong al día siguiente. El sitio era… raro, con un negro de dos metros de portero y unas chavalas sospechosamente cerca de los tíos japoneses. No queríamos malpensar… pero daba muy mal rollo; nos tomamos la cerveza, pedimos una canción en el karaoke y la cantamos, y nos fuimos. Lo gracioso fue que al rato primero desapareció uno de los chicos y luego el “half”, con el móvil pegado a la oreja. Pasaron los minutos y decidimos irnos, y el negraco nos preguntó que dónde estaban nuestros amigos, a lo que yo contesté “hablando por el móvil fuera”. Nos dejó pagar lo nuestro e irnos, y menos mal, porque al salir nos quedó claro que los tíos eran unos jetas que habían pretendido beber a nuestra costa. Pues les salió mal…

Seguimos pululando por ahí y estuvimos a punto de acercarnos a un grupo de chicos guapos que estaban sentados en la acera (sentarse en los bordillos de las aceras de noche es como una afición aquí...); pero en ese momento nos interceptaron dos chavales que nos dijeron que fuéramos a su bar. Uno de ellos era muy mono; de hecho lo habíamos visto recorriendo las calles durante varias noches, y nos había llamado la atención por lo delgadito que está, más de lo normal aquí, que ya es decir. El otro era más bien feote pero muy gracioso. Nos dijeron que por mil yenes (9 euros) tendríamos barra libre una hora, de todo lo que quisiéramos. Ahí fue donde la cogimos pero bien… Llegó un punto en el que le decíamos al chiquitillo barbaridades en español, y el pobre ponía cara de resignación como pensando “¿pero quéee…?” Fue una hora muy, muy divertida porque los dos tenían mucha conversación, y acabamos jugando a juegos de palabras (shiritori, o palabras encadenadas, en japonés), a piedra-papel-tijera etc. Cuando salimos de allí íbamos literalmente cantando por la calle y saludando a la gente. Nuestras amigas se fueron casa, porque se alojan cerca de la zona, y nosotras nos dirigimos a la estación. Nos quedamos de piedra al ver que a las 4.30 de la mañana estaba amaneciendo, fue una sensación la mar de rara volver de una noche de juerga y ver tanta luz de pronto. Cogimos el tren de las 5 y nos fuimos a casa a dormir la mona… Eso sí, comprobado, el shochu no deja resaca, aunque tenga bastantes grados…

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya os echaba de menos....demasiados dias sin postear, eh? T.T

Estoy empezando a tomar una especie de adicción rara....cada vez que miro el blog y veo que no posteais digo "Por qué no han posteado T.T?" XDDDDD... Vaya parida que tengo en la cabeza últimamente...Aunque claro, yo no tengo barra libre durante una hora y una cola de chorbos haciendome la corte de mientras....¬¬ *envidia mal sana*

Os recuerdo que quiero fotografias de los host, asi que ya teneis que estar yendo otra vez XD. Y quiero una del Honey-senpai moreno! XD

Ale, un besote.

Neko =^^=

Anónimo dijo...

Dile a Rocio y Lourdes que las vigilo y las sigo odiando por estar ahí :D

De parte de Edu :D

Ra_haru dijo...

Tia que waiiii los hostttt tendriais que haberles hecho unas fotoooooooooo1!!!! y que cara los notas esos que querian que pagaseis! que fuerte.