viernes, 20 de agosto de 2010

Mandarake y Shinjuku

04/08/10

Omi informando ^^ (desde España ya).

El día 4 nos levantamos con tranquilidad y fuimos a la tienda Mandarake en Shibuya; es una tienda de manga bastante grande, así que fui allí con la esperanza de encontrar un par de tomos que me habían pedido. Fotos delante de la tienda, es una pasada:







Tras mucho mirar entre las filas y filas de mangas le pregunté a una de las dependientas, que tuvo la amabilidad de buscarme los tomos. Si no llega a hacerlo creo que habría acabado en el manicomio, porque llega un punto en el que las tiendas de manga en japonés me saturan al no poder leer ni la mitad de los títulos en kanji, ni mucho menos los nombres de los autores… Total, que la mujer me los trajo y santas pascuas. Cuando salimos de allí echamos un vistazo en Shibuya 109, que es algo así como el gran centro gyaru (gal) de la moda. Ocho plantas divididas en mini-departamentos con diferentes marcas, desde lo más moña (rosa, rosa, rosa) hasta lo más videoclip-de-Beyoncé. Lo poco que había que me gustaba era caro, y la verdad prefería gastarme el dinero en cosas más de mi estilo, es decir en otro sitio del tirón en vez de allí, jaja.

Por la noche nos cambiamos y fuimos a dar un paseo. Pasamos un rato en el Decadance Bar en Shinjuku, justo encima del Christon Café. Es un sitio extraño, con algunos miembros del Tokyo Decadance poniendo copas y animando el cotarro, incluso dándole disfraces a la gente para que hagan el penco un rato. Pero esa noche estaba un poco muerto el sitio, sólo había guiris (entiéndase guiris como “gaijins” como nosotras ), tal vez porque era entre semana y quiera que no el sitio ha ido cogiendo fama gracias a los blogs de guiris… la decoración es psicodélica, con una escultura de un pene allí en medio (¿?), luces de neón, y demás cosas raras… lástima que no me atreví a sacar muchas más fotos, si la noche hubiera estado más divertida a lo mejor… Sólo tengo ésta en la que salgo horrible, por cierto, vaya cara de pan…



Lo que hay encima de la mesa es una especie de ojo rojo con pies…
Al salir de allí tras tomarnos una copa, dimos una vuelta por Kabukicho sin mucho éxito porque a los “joses” (nombre en clave que dábamos a los hosts) se los había tragado la tierra, era ya un poco tarde y cuando llega cierta hora se meten en sus locales a atender a las clientas habituales. Como cosa curiosa de la noche, nos encontramos un sitio que no sé muy bien que era pero que me hizo mucha ilusión… Esto va dedicado a Elena y a Yuki, que son fans de la Rosa de Versailles jaja:



En el letrero pone “Oscar” y a los lados hay sendos chibis de Oscar y María Antonieta. Como estaba cerrado no vimos bien qué vendía… parecía un salón de belleza o algo pero no lo juraría. Total, un momento friki en medio de Kabukicho…

05-08-10

Ese día fuimos a Shinjuku por la mañana porque yo necesitaba comprar libros en Kinokuniya. De camino a la librería, vimos una curiosa exhibición de gente tocando el tambor; molaba muchísimo. Una prueba más de que en Shinjuku puedes encontrarte de todo…




Kinokuniya es una librería inmensa en cuyo ascensor te sientes como en una lata de sardinas, porque te meten a presión. Las ascensoristas que van dentro, vestidas de uniforme y todo, van parando planta por planta. Nos bajamos en la sección de idiomas y pasé un buen rato analizando los libros de texto que han salido para preparar el nuevo Nôken nivel N3, que es el que debería hacer uno de estos días… aunque la tesis me lo impide por el momento. Al final decidí hacerme con los cuatro libros de una misma colección, uno para kanji, otro para gramática etc. Uno de ellos hasta trae CDs. Tuve toda la suerte del mundo porque la señora que me cobró estaba un poco empaná y me cobró de menos, así que uno de los libros me salió gratis por la cara… Lo siento por ellos pero con lo caro que está Tokio cualquiera se pone en modo honrado…

Pero mucho más interesante que la visita a la librería fue la segunda visita a un club de hosts (sí, qué viciosas somos jaja). Por supuesto fuimos a uno distinto; si hubiéramos vuelto al mismo la multa habría sido de impresión. Este club me gustó incluso más que el anterior; y eso que yo lo pasé mal a ratos porque quiera que no la primera vez fuimos con nuestras amigas que hablan un poco de japonés, y esta vez me vi bastante sola lidiando con los tiarrones, mientras que a Elfe, como no hablaba, le rellenaban la copa todo el tiempo. Pero valió la pena; a muchos de ellos les gustaba el visual, incluso había uno que hasta hacía un año había sido batería de una banda (no nos dijo cuál) y conocía a muchas de las bandas indies que siguen en activo. Otro, que se sentó frente a Elfe, tuvo un momento muy kawaii porque cuando vio que ella llevaba piercings se sacó uno del bolsillo y se lo plantó en el labio. Me fascina que lleven el agujero hecho y se pongan y quiten el piercing según cómo sea la clienta, en serio… Me mató el que llevaba las uñas pintadas con cabecitas de Mickey Mouse en rojo… Pero el que más me mató fue uno que se llamaba Riona, uno de los primeros en atendernos y que en esta espantosa foto sale a mi derecha; creedme, en persona es más guapo, pero es que la foto salió mal pero mal… vaya caretos tenemos todos. Teníamos que haber pedido permiso para hacer más fotos leñe:




Se fueron turnando, como la primera vez; había un par de ellos que eran absurdamente feos, pero espantosos, y uno me dijo “es mi tercer día”, y yo pensé… “vas a durar dos telediarios, bicho”… (qué cruel soy, le puse buena cara por supuesto lol). Al final nos pusieron delante a un brasileño horrible que se empeñó en hablarme en portugués. Y eso no es lo mejor, por lo visto tenían a un español trabajando en el club pero ese día estaba de descanso; me quedé con las ganas de ver un host español jaja. Me quedé anonadada cuando uno de los últimos en sentarse con nosotras señaló el montón de tarjetas que nos habían dado y habíamos ido apilando y me preguntó ¿cuál te ha gustado más? Y yo escogí a Riona, y cuando le pregunté a Elfe ella dijo que también; total que llamaron a Riona y volvió para sentarse a mi lado. En esos momentos nuestra sangre ya no era sangre, era alcohol, nos habían puesto lo menos doce copas a cada una… Total que cuando me lo vi al lado me lo quedé mirando con estrellitas en los ojos, modo manga-Omi, y le empecé a decir “kakkoiiiii” (qué mono eresss); y él, súper profesional pero con un toque de cercanía que consiguió engañarme por completo, me dijo, “escríbeme e-mails o llámame y eso”, y yo como una idiota “síiii, lo haré”. De hecho lo hice y él me respondió a un montón de e-mails, pero al cabo me di cuenta de que yo no hacía más que intentar que me dijera cuándo tenía un día libre, y él no hacía más que intentar que volviéramos al club para no sé qué evento especial ultra-caro. E iba a ser que no… Lo de los hosts es un amor imposible, son adorables pero quieren tu dinero (y escalar posiciones en su club al conseguir más clientas) y punto… Ah, qué penita.
Nos lo pasamos genial, y dos horas después nos marchamos corriendo porque el último tren era a la 1 y llegamos de milagro, teniendo en cuenta la tajada que llevábamos…

1 comentario:

Unknown dijo...

Nena, tiene que decirme el nombre de los clubs de hosts a los que fuistéis. Porque si algún día voy quisiera ir a esos y al club Kiseki en Osaka ^^.