jueves, 29 de julio de 2010

Kamakura

27/07/10

¡Elfe presente!
Debido al cambio de planes de última hora, ya que teníamos que ir el día 28 por la mañana temprano a recoger unas cosillas y cambiamos nuestra reserva en el onsen, el día 27 lo teníamos libre y ya con el JR Pass activo, así que cogimos el tren y nos fuimos a Kamakura, pueblo que antiguamente fue capital de Japón, donde hay templos hasta debajo de las piedras y el calor que pasamos solo puede describirse como infernal.

Cuando nos bajamos del tren nos fuimos directas al centro de información turística donde nos indicaron que camino coger para un par de templos y el Gran Buda. Nos pregunto si íbamos a ir andando o en bus, ¿y nosotras que dijimos? ¡Andando! Ahí, con dos pares de narices, ingenuas de la que nos esperaba. Así que nada, una callecita larga, larga… larga y por fin nos topamos de frente con un templo. Como de costumbre aquí los templos si no están en alto no valen, así en medio de un jardín precioso nos toco subir escaleras.



Un poco más arriba nos encontramos, antes de entrar al templo propiamente dicho, la “fuente” para purificarnos, y para no quedar mal nosotras así lo hicimos.



Algo más arriba empezamos a ver estatuas de dioses y demás, y nos llamo la atención una zona donde había montones y montones de estatuillas pequeñas en fila y por todos lados.



Y ya por fin dimos con el templo Hase-dera tras subir algo mas, muertas de sed y calor todo sea dicho, junto al cual había un mirador desde el que se podía ver el mar y sentarse un poco bajo un pequeño techado para descansar.





Dentro del templo prohibidas las fotos, como no, pero explicar algo sí que puedo. En este altar vimos a la diosa Kannon, creo recordar, con las 11 cabezas con distintas expresiones que significan que escucha las plegarias de todos los tipos de personas. Junto al edificio principal hay una campana que según dice la tradición ha de hacerse sonar 108 veces al final del año para ahuyentar la mala suerte en el nuevo año que comienza.



Además andando y cotilleando encontramos la entrada a una especie de cueva, que tenía mucha humedad y varios charcos. Dentro nos encontramos una imagen de Benzaiten, diosa del mar, las artes y la música. Las imágenes de esta diosa siempre se ponen en lugares cercanos al agua. En esta cueva además encontramos otra estancia pequeña donde había otra imagen a un dios rodeado de pequeñas estatuas de madera (miles) que al parecer representaban, creo recordar, las almas de los niños no nacidos.



Tras esto deshicimos el camino andado y nos dispusimos a encontrar al Gran Buda. Seguimos el mapa pero muy claro no teníamos el sitio hasta que… “el Gran Gato Buda nos guio en nuestro camino”



Y lo encontramos, yo no me podía imaginar que eso fuera tan grande… ¡pero grande!





Le dimos unas vueltas, lo remiramos bien, comprobamos que no había nada mas alrededor que fuera de interés y empezamos a hacerle caso al estomago. Volvimos, bebiendo como locas para aplacar el hambre y el cansancio, hasta la estación y de allí tiramos por una calle muy concurrida y llena de restaurantes, pero en lugar de decidirnos por uno a la vista, callejeamos un poco hasta dar con uno que tenia buena pinta y buen precio.

Para nuestra sorpresa era minúsculo y nos sentamos en la barra, desde donde veíamos al cocinero hacer la comida y la que sería su mujer, sirviendo las 2 mesas que había y la barra, todo muy familiar. La gente les contaba su vida mientras comían y por no mucho dinero nos dieron el plato de carne rebozada con una especie de curry suave y queso, unas patatas fritas empanadas y grandes con kétchup, una sopa de miso y un cuenco de arroz. Estuvo genial el sitio, la comida y el ambiente aunque fuera pequeño.

Ya de ahí nos fuimos a ver un templo mas antes de volver a Tokyo completamente rendidas. Esta vez el templo era el de Tsurugaoka Hachimangu.



Mas escaleritas y llegamos al altar principal. Había un pequeño museo y ya que estábamos entramos a verlo, justo cuando empezábamos a ver cosas escuchamos un golpe de tambor y nos asomamos por una puerta abierta que daba al patio central donde un encargado del templo estaba dándole a un tambor bastante grande.



Después de terminar el museo inspeccionamos un poco más la zona y volvimos en dirección a la estación de tren y de ahí de vuelta a Tokyo a descansar.

1 comentario:

Ra_haru dijo...

Wau! Me ha encantado este día. Que cosa más bonita. Que flipante lo de la cueva con la figura y las minifigurillas de los niños :s
Me ha encantado el gran buda.
Los pies siguen de huelga??XD
muaks